Hay días en que algunos nos sumimos en la autocompasión. Resulta fácil. Quizás tengamos expectativas de cómo debería ser nuestra vida en recuperación, expectativas que no siempre se cumplen. Tal vez hayamos intentado controlar a alguien sin éxito o pensamos que nuestras circunstancias deberían ser diferentes. A lo mejor nos comparamos con otros adictos en recuperación, y nos parece que estamos peor. Cuanto más intentamos que la vida se ajuste a nuestras expectativas, más incómodos nos sentimos. La autocompasión proviene de vivir en base a expectativas en lugar de vivir en el mundo tal como es en realidad.
Cuando el mundo no coincide con nuestras expectativas, por lo general son estas últimas las que deben ajustarse, no el mundo. Podemos empezar por comparar nuestra vida de hoy con la de antes, y estar agradecidos por nuestra recuperación. Podemos ampliar este ejercicio de gratitud, si repasamos todas las cosas buenas que tenemos en nuestra vida y damos las gracias de que el mundo no se ajuste a nuestras expectativas, sino que las supera. Si seguimos trabajando los Doce Pasos, cultivando cada vez más gratitud y aceptación, el futuro nos reserva más crecimiento, felicidad y paz de espíritu.
Hemos recibido mucho en recuperación; mantenernos limpios ha valido la pena. La aceptación de nuestra vida nos libra de nuestra autocompasión.
Sólo por hoy: Aceptaré mi vida tal cual es con gratitud.