Muchos pensábamos que podíamos reconocer «La Verdad». Creíamos que la verdad era una cosa cierta e inmutable que se podía comprender fácilmente y sin ninguna duda. La auténtica verdad, sin embargo, era que no podíamos verla aunque nos golpeara en la cara. Nuestra enfermedad desfiguraba todo, especialmente nuestra percepción de la verdad. De hecho, lo que «sabíamos» de la verdad casi nos mata. Antes de empezar a reconocer la verdad, tuvimos que cambiar nuestra fidelidad a la adicción por la fidelidad a un Poder Superior, origen de todo lo bueno y verdadero.
La verdad fue cambiando a medida que crecía nuestra fe en un Poder Superior. Al trabajar los pasos, nuestra vida entera empieza a transformarse gracias al poder curativo de los principios de recuperación. Para poder abrir la puerta al cambio, hemos tenido que abandonar nuestro apego a una verdad rígida e inmutable.
La verdad se vuelve más clara y sencilla cada vez que la vemos. Y así como los pasos funcionan diariamente en nuestra vida —si lo permitimos—, nuestro concepto de la verdad cambia conforme vamos creciendo día a día.
Sólo por hoy: Abriré los ojos y el corazón a los cambios producidos por los pasos. Con una mente abierta, hoy puedo comprender la verdad de mi vida.