Oración

21 de septiembre

«La oración requiere práctica y debemos recordar que nadie nace sabiendo.»

Texto Básico, p. 53

Muchos empezamos la recuperación sin experiencia con la oración y nos preocupaba no saber las «palabras correctas». Al­gunos recordábamos las que habíamos aprendido en la infancia, pero no estábamos seguros de seguir creyendo en ellas. Fuera cual fuera nuestro origen, en recuperación nos esforzamos por encontrar las palabras que hablaran de verdad desde el corazón.

A menudo, la primera oración que intentamos es un simple pedido de ayuda a nuestro Poder Superior para mantenernos limpios cada día. Quizás pidamos orientación o valor, o senci­llamente recemos para conocer la voluntad de Dios para con nosotros y la fortaleza para cumplirla. Si tenemos dificultades con nuestras oraciones, podríamos pedir a otros miembros que compartan con nosotros cómo aprendieron a orar. No importa si rezamos por necesidad o por placer, lo que cuenta es seguir haciendo el esfuerzo.

Nuestra experiencia con los Doce Pasos y nuestra concepción personal de un Poder Superior determinarán nuestras oraciones. A medida que evoluciona nuestra relación con este Poder, nos sentimos más cómodos al rezar. Con el tiempo, la oración se convierte en una fuente de fortaleza y consuelo. A menudo y con buena voluntad buscamos este recurso.

Sólo por hoy: Sé que la oración puede ser algo sencillo. Empezaré por donde estoy y practicaré.