Decir «lo siento» probablemente para la mayoría no sea una idea tan extraña. Quizás haya sido una frase muy familiar durante nuestra adicción activa. Siempre estábamos diciéndole a la gente lo mucho que lo sentíamos, y probablemente nos sorprendió profundamente que alguien, cansado de nuestras disculpas vacías, nos dijera: «Sí, claro. En realidad tú mismo eres la excusa que da más lástima de...» Es posible que ésta haya sido la primera pista de que un «lo siento» no cambiaba mucho las cosas para las personas a las que hacíamos daño, especialmente cuando todos sabíamos que volveríamos a hacer lo mismo.
Muchos pensábamos que hacer enmiendas sería otro «lo siento». Sin embargo, la acción que emprendemos en estos pasos es completamente diferente. Hacer enmiendas significa cambiar, y, sobre todo, arreglar la situación. Si robamos dinero, no nos limitamos a decir: «Lo siento; ahora que estoy limpio no lo volveré a hacer». Lo devolvemos. Si descuidamos o maltratamos a nuestra familia, no nos limitamos a disculparnos. Empezamos a tratarla con respeto.
Enmendar nuestro comportamiento y la forma en que tratamos a los demás y a nosotros es el propósito general de trabajar los pasos. Ya no nos limitamos a «sentirlo»; ahora somos responsables.
Sólo por hoy: Acepto la responsabilidad sobre mí y mi recuperación. Hoy haré una enmienda por algo que lamente en particular.