Cuando empezamos nuestra recuperación, algunos sentíamos vergüenza o nos desesperaba llamarnos «adictos» a nosotros mismos. Al principio, mientras luchamos por encontrar un nuevo sentido a la vida, quizás estemos tan llenos de miedo como de esperanza. Puede que el pasado nos parezca ineludible y agobiante. Nos cuesta concebirnos de una manera diferente a la de siempre.
Si bien los recuerdos del pasado nos sirven de advertencia de lo que nos espera si volvemos a consumir, también pueden dejarnos estancados en una pesadilla de vergüenza y miedo. Aunque sea difícil desprendernos de esos recuerdos, cada día en recuperación nos aleja otro tanto de nuestra adicción activa. Diariamente descubrimos más cosas que esperar y menos de las que castigarnos.
En recuperación se nos abren todas las puertas. Tenemos muchas oportunidades. Nuestra nueva vida es valiosa y está llena de promesas. Aunque no podamos olvidar el pasado, no tenemos que vivir en él. Podemos avanzar.
Sólo por hoy: Prepararé mis maletas y me mudaré del pasado a un presente lleno de esperanza.