La adicción activa nos apartó de la sociedad, nos aisló. El miedo era el núcleo de ese aislamiento. Creíamos que si dejábamos que los demás nos conocieran, únicamente verían todos los defectos que teníamos. De ahí al rechazo sólo habría un paso.
Cuando llegamos a nuestra primera reunión de NA, nos quedamos impresionados por la familiaridad y la amistad que vemos compartir a otros adictos en recuperación. Si nos lo permitimos, nosotros también podemos rápidamente formar parte de esta confraternidad. Una forma de comenzar es ir a tomar café con los demás después de la reunión.
En estos encuentros, podemos dejar que caigan los muros que nos separan de los demás y descubrir cosas sobre nosotros y otros miembros de NA. Al hablar con una persona, a veces podemos contar cosas que quizás no tengamos muchas ganas de compartir en grupo. En estos encuentros aprendemos a conversar y además se forjan amistades sólidas y profundas.
Con las nuevas amistades de NA, ya no es necesario que sigamos viviendo aislados. Podemos formar parte de un conjunto más grande: la Confraternidad de Narcóticos Anónimos.
Sólo por hoy: Me liberaré del aislamiento. Me esforzaré por sentirme integrado en la Confraternidad de NA.